No sabemos si empieza a ser obsesión o verdadera devoción, pero tenemos la tienda llena de Gómez y ella tiene sus libros llenos de gatitos, ¿lo nuestro será amor correspondido?

«El camión de la basura» está publicado por La Galera, que apuesta este mes por algunos álbumes ilustrados entre sus novedades, en formato grande y bien bonitos, de esos que nos gustan tanto por la Libroteca, así que... ¡Enhorabuena, chicos!




En esta historia el protagonista es el camión de la basura, él soñaba con ser un camión de bomberos, pero tuvo que conformarse con cumplir esta labor.
¿Conformarse? ¿Realmente no es importante su trabajo?

Nuestro camión protagonista sabe que todos admiran al camión de bomberos.
Ese camión siempre está limpio y reluciente y todos se apartan cuando hace sonar su sirena.
En cambio él, bueno, ya sabéis, no está especialmente limpio ni consigue que todos los niños le señalen al pasar.






«Es mejor que el camión trabaje cuando nadie le vea» habían dicho los vecinos. Y por eso él tenía el turno de noche. Trabajaba todos los días sin descanso, sin dejarse ni una calle, recogiendo bolsas y bolsas de basura.

En este punto, recorreremos con nuestro protagonista algunos de los lugares y descubriremos qué hay en la basura de esos rincones, ¿todo está en su sitio?
Lo que más me ha gustado de esto es que los gatitos de los que os hablaba antes, están por todas las páginas reutilizando todo lo que hay en la basura. Podríamos hablar con los niños sobre reciclar y sobre el consumo, por ejemplo.
Además, como no podía ser de otro modo, las ratas aparecen también y tienen siempre un papel también muy divertido.



La vida del camión de la basura era cada noche igual hasta que un día tuvo que empezar su trabajo más tarde y la ciudad despertó con él todavía en las calles. Todo el mundo estaba enfadado con él y le reprochaban tener que verle y olerle. Esa noche el camión no pudo arrancar el motor por culpa de sus sollozos. Estaba muy pero que muy triste.

La ciudad se llenó de basura, los vecinos empezaron a echarse la culpa unos a otros, y a temerse lo peor. Los únicos que parecían igual de alegres que cada día eran los niños, esos que siempre parecían admirar al camión de bomberos. Y ellos serán quienes encuentren la solución a tan grave problema.



Además, juntos harán algo que devolverá la sonrisa para siempre a nuestro protagonista, que nunca más sentirá que su trabajo no es importante.
¿Queréis descubrirlo? Podéis pasar por la librería para haceros con este fantástico álbum ilustrado o pedirlo desde nuestra web. Seguro que no os arrepentís.