Como os comentaba, la historia es sencillita, una niña que juega junto a un árbol. En realidad no es un árbol cualquiera, es el árbol que plantó su abuelo hace años.

Podemos ver lo bien que se lo pasa la niña, cómo pasan las estaciones, cómo disfruta de aventuras bajo sus ramas, de lecturas a su sombra, de momentos donde la fantasía se mezcla con la realidad, porque la literatura nos permite eso, ser y estar en mundos que no existen pero que a la vez son lo más real que podemos vivir.

Por eso, porque transcurre entre libros, sueños y fantasías, la historia avanza despacio, contando poco con palabras y mucho con imágenes la cantidad de vida que hay alrededor de este árbol.
Pero como os he dicho al principio, este libro nos habla de muchas cosas. Y el tiempo no solo pasará cambiando el color de las hojas del árbol.

Llegará un día en que el árbol ya no esté, la niña habrá perdido su sitio favorito, su rincón secreto.

En ese momento el álbum cambia de escenario, la vida avanza.
Pero ¿queremos ese tipo de avance?

La pequeña protagonista recordará a su abuelo y buscará una solución.

A veces crecer nos hace perder cosas pero sin duda hay algunas por las que debemos luchar y el planeta es una de ellas.«Mi árbol secreto» nos ayudará a hablar de cambios, de avances. Nos animará a vivir la vida sabiendo que las cosas a veces dejan de ser.

Nos ayudará a afrontar la pérdida y a saborear los recuerdos. Nos servirá para hablar y reflexionar sobre la mano del ser humano, sobre lo que le estamos haciendo al planeta.
Pero sin duda nos anima a dejar nuestro legado.

Aunque si os soy sincera, lo mejor que nos deja este álbum es la sensación de que una vez leído el final, podemos volver al principio, que la historia como la vida es un círculo eterno y es esa sensación la que hace que este libro, además de todo, sea solo eso, uno de esos álbumes ilustrados que encierran muchas historias dentro.