En esta historia acompañamos a Hipo en lo que parece una aventura imposible y totalmente ilógica.
Y es que a Hipo le apetece muchísimo y de repente, comer un quesito.
Pero, evidentemente, en la selva no hay quesitos, no crecen en los árboles, aunque molaría bastante. Y todos los animales con los que se encuentra Hipo le intentan quitar la idea de la cabeza, porque los hipopótamos no comen quesitos.
¿Cómo se unirán estas dos historias?
Hipo está dispuesto a recorrer lo que sea necesario, a no dejarse desanimar ni por los cocodrilos Camilos, ni por los monos Ramonos, ni por los elefantes Tunantes, ni por el león Vacilón y mucho menos por el buitre Felipe. Él lo tiene muy claro, quiere un quesito.
Así que continuará su viaje hasta llegar a la gran ciudad donde ningún otro animal de la selva ha llegado antes, pero... ¿encontrará un quesito?
Curiosidad os diré que los nombres de los animales que aparecen, están escritos en diferentes colores y corresponden con el color del animal, algo que ayudará al pequeño lector a asociar las palabras con la imagen.
La historia nos enseña que podemos lograr lo que queramos, aunque no a la primera ni sin esfuerzo. A mí me gusta que haya libros donde no siempre se puede con todo, pero también tiene que haber historias con el mensaje positivo y esta es perfecta, especialmente por el final tan generoso de Hipo.
¿Cuál es la merienda preferida de vuestros peques? ¿Serían capaces de recorrer un largo camino para conseguirla?
Os animo a jugar con las historias a imaginar qué otras cosas les gusta comer a los animales de la selva y qué peligros se encontrarían por el camino.
El libro tiene un PVP de 14€ y lo podéis encontrar en la Libroteca pero si os pilla lejos, podéis pedirlo para enviar desde este enlace.