¡No existe Planeta B!

Hoy os traigo la reseña de uno de esos libros que debería estar en todas las clases. Me ha sorprendido la sencillez con la que transmite cómo el ser humano se olvida de lo más importante fruto de la evolución del conocimiento y por ende de la supuesta mejora de calidad de vida.

La historia sucede en un planeta pequeñito, pequeño y azul, muchísimo más que el nuestro, tanto es así que si no observáramos con atención pasaríamos por alto la única isla.

En ella habitan animales en perfecta sintonía con la naturaleza, pero también encontramos tribus de Niños Exploradores que como buenos exploradores (y niños también) están encantados con explorar el entorno y disfrutar del contacto con la naturaleza.


Las tribus pronto empezarán a especializarse en diferentes campos, la materia, la ciencia, el arte... todas las inquietudes y necesidades de los niños podrían estar cubiertas y mejorar considerablemente su vida si colaboran entre ellos, así que... ¿Qué se lo impide?

Empezará así una unión donde los niños aprenderán a controlar el fuego primero y a usarlo después, conocerán el trueque para favorecer los intercambios y por último lograrán construcciones, máquinas y todo tipo de cosas que mejorarán su vida.

Bueno, en realidad eso es lo que querían ellos pero no tardarán en darse cuenta de que viven casi esclavizados por las máquinas y con menos tiempo que nunca para disfrutar de su vida en la isla.


Las tribu científica será la primera en darse cuenta y poner la voz de alarma. Si siguen a este ritmo pronto terminarán con las reservas del planeta, además no hay más que echar un ojo alrededor para darse cuenta de que la isla ya no tiene la vitalidad que tenía antes.

Aquí llegará una parte importante de la historia. ¿Serán capaces de revertir la situación? ¿Tienen que renunciar a los avances?

Como os comentaba al principio, esta historia es una metáfora de la evolución del ser humano y sobre todo de la evolución del conocimiento y cómo esta perjudica la conexión entre los niños y su entorno. Una historia que lanza un mensaje claro, debemos emplear energías renovables y tener un consumo responsable.


Otro punto a favor del libro es su formato, a medio camino entre álbum ilustrado y cómic. Creo que tanto las ilustraciones, que me han conquistado, como el formato mencionado son sin duda un atractivo para el pequeño lector que una vez se adentre en esta aventura no querrá dejarla a medias.

Al final del libro tenéis dos dobles páginas con información muy interesante sobre la evolución del impacto del hombre en el planeta y sobre los personajes que han inspirado a la autora para elegir a los jefes de cada una de las tribus.

Sin duda este libro es una manera magnífica de transmitir un mensaje importantísimo a los pequeños lectores.
Podéis pasar a echarle un ojo por la Libroteca o pedirlo desde el formulario web para enviar

Libroteca El Gato de Cheshire

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